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Habla y Conquista: Domina el Arte de la Oratoria con Seguridad y Carisma

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Comunicar con impacto: Persuade y Lidera

Cómo estructurar un mensaje persuasivo: Técnica AIDA

La técnica AIDA es un método clásico que te ayuda a construir mensajes que capturen la atención y conduzcan a la acción. Se compone de cuatro etapas:

  • Atención: Abre tu discurso con algo que rompa la rutina mental de tu audiencia. Puede ser una pregunta provocadora, un dato curioso o una afirmación fuerte. Ejemplo: “¿Sabías que el 90% de las personas no recuerda lo que escuchó hace solo 10 minutos?”
  • Interés: Después de captar su atención, crea interés explicando por qué les debe importar lo que vas a decir. Relaciónalo con sus problemas, aspiraciones o situaciones cotidianas.
  • Deseo: Despierta el deseo mostrando los beneficios de aplicar lo que propones. Aquí puedes usar ejemplos concretos o testimonios. Haz que tu público imagine el resultado positivo.
  • Acción: Termina guiando a la audiencia hacia lo que quieres que hagan. Puede ser tomar una decisión, reflexionar, comprar un producto o simplemente cambiar una actitud.

Ejemplo práctico: Si estás vendiendo un curso como este, podrías estructurar así:

Atención: “¿Alguna vez sentiste que tus ideas son buenas pero no logras transmitirlas?”
Interés: “Esto es más común de lo que piensas, y la buena noticia es que tiene solución.”
Deseo: “Imagina poder comunicarte con seguridad y lograr que las personas confíen en ti en cualquier situación.”
Acción: “En este curso aprenderás técnicas simples para lograrlo. ¿Empezamos?”

El lenguaje emocional: La clave para conectar

Las personas no toman decisiones solo con la lógica, sino con las emociones. Por eso, usar un lenguaje emocional hace que tu audiencia se sienta identificada y conecte contigo. Algunas claves son:

  • Usa palabras que despierten emociones: “imaginemos”, “sueña”, “siente”, “descubre”, “supera”.
  • Habla desde experiencias humanas: “Todos alguna vez sentimos miedo antes de hablar en público”.
  • No temas mostrar vulnerabilidad: “Yo también temblaba la primera vez que hablé ante un público”.

Consejo: Hablar desde tu propia experiencia crea confianza inmediata. Las historias personales son un puente emocional hacia tu audiencia.

¿Cuándo usar datos y cuándo usar historias?

Tanto los datos como las historias son poderosas, pero deben usarse en el momento adecuado:

  • Usa datos cuando quieras establecer credibilidad o dar contexto objetivo. Ejemplo: “Según la Universidad de Harvard, el 70% del éxito profesional depende de habilidades sociales”.
  • Usa historias cuando quieras inspirar, emocionar o facilitar la comprensión. Las historias permiten que tu audiencia recuerde lo que dijiste y se conecte emocionalmente contigo.

La fórmula ideal es combinar ambos:

“Las investigaciones muestran que el 75% de los oradores novatos sienten miedo escénico. Yo era uno de ellos. Recuerdo la primera vez que hablé frente a un salón lleno. Sentí que mis manos temblaban…”

Así, logras un equilibrio entre credibilidad racional y conexión emocional.